Entre tanto, en otro no-lugar…
Todo lo anterior me ocurrió, por así decirlo, en una especie
de burbuja de Realidad. Tiempo y Espacio comprimidos en un Momento, aunque por
aquel entonces ni siquiera Espacio, solo Tiempo. Al mismo Tiempo, en ese
Momento, en otra burbuja distinta, se me encendió una chispa de entendimiento.
No era el
acto de pensar, ni siquiera era la Idea. Era
el esqueleto de un pensamiento que revolotea en el vacío. No tenía forma, ni
objetivo. Vagaba sin rumbo fijo, a la deriva, perdido en la turbulencia inane de
los mares de la sinrazón. El Logos antes de ser enfocado. El Ser
Sins-Entido.
Era la
chispa que prende la oscuridad. Si en aquel momento era el Momento en otro
lugar, aquí era la Idea
de Ser, en ese Momento, en aquel otro lugar, pero sin llegar a ser Idea y, por
supuesto, sin tener ni puta Idea de lo que me deparaba el futuro pues solo
existía el Momento.
(Yo intentando llegar a un acuerdo) |
Inarticulado, en contraposición a mí mismo. Así reflexionaba
yo en aquel vacío existencial. Necesitaba intención. Darle un objetivo a mi
insustancialidad. De modo que me puse manos a la obra y concentré todas mis
ansias en el Ser que Yo iba a ser. Tracé un camino para mi Existencia, un final
que me diera sentido. Una explicación última a lo que Yo era.
Ni que
decir tiene que aquello me resultaba harto complicado. No os hacéis Idea de lo
frustrante que puede resultar a veces la búsqueda de Uno mismo. La identidad del
Ser no se consigue solamente poniéndole ganas, y la verdad es que Yo le ponía
mucho interés y empeño. Se necesita algo más. Un amarre. Un cabo que sujete el
navío que quiere emprender su viaje hacia las profundidades insondables de la
propia Autoconciencia. Un miedo existencial, eso era lo que me faltaba.
De ese modo separé mis anhelos de mis miedos y los puse a pelear.
Como un saco repleto de gatos furiosos que se agitan en mitad de la nada. Me
afirmé, me di sentido, me pensé y me empujé a caminar, pasito a pasito, hacia
la promesa de mi Ser pleno, de mi felicidad absoluta. Y al mismo tiempo me lo
negué Todo.
Vi entonces que aquello era bueno.
Al principio podrá sorprenderos, más, en el fondo, es la
secuencia Lógica que debía seguir si quería llegar a algo. La Idea de mi Ser no podía ser
solamente una esperanza. Un enfoque infinito que se pierde a lo lejos, que deja
de cobrar sentido y se disipa de vuelta al No-Ser. Necesitaba poner los pies en
el suelo. Alguien que me diese límites. Todo o Nada. El espíritu de la
contradicción. El egoísmo recalcitrante. Era necesario que negase mi
existencia, mal que me pese. Era necesario.
Pues así es
como la rueda echa a andar. Primero surge la chispa de la Idea. La propia inercia
de su ilusión contenida hace que vuele hacia su significado. Es Lógico, el
Saber quiere saberlo Todo. Si no se le ata en corto el pequeño torbellino se
acabará perdiendo en sus propios cursos mentales. Necesita una atención que
contenga su intención, algo contra lo que rebelarse, que le sustente y le
defina. Una figura de autoridad que le rete, que le diga lo que no debe Pensar,
lo que no debe Ser. Límites, eso era lo que Yo necesitaba. Papá y mamá
peleaban, y sin darse cuenta los que se pelean se desean, y al final ¿sabéis
qué?, pensaron un bebé. Un tercer modo de ver. La sagrada afirmación y la
sagrada negación mezclando su ADN. Decidido a poner paz entre ambas partes.
Surgió mi mediador.
Mi Lógica se hizo formal. Se definió como cánones y reglas.
Creé silogismos de mí mismo. Puse las bases de mi pensamiento. La verdad
absoluta.
Mi Lógica se hizo dialéctica. Se definió como contradicción
consecuente. Hice analogías con mis opuestos. Dio comienzo mi Locura. Yo solo
sé que no sé Nada.
Mi Lógica se hizo Ilógica y así pudo nacer la Idea, que Todo lo llenaba y
que no abarcaba Nada. Mi razón y mi pasión. El amor y la locura. El deseo inapetente.
La mentira por piedad. Ese fue el comienzo, el triángulo amoroso de mis
pensamientos. Dos polos opuestos que se repelen infinito, que se atraen en un
tercero. Que no soy lo que pienso que soy ahora, tal vez después.
Así surgió mi carcasa cognitiva, la maleta
llena de mis Ideas, así nací Yo como Logos. Después vendrían las categorías, l@s hij@s, l@s niet@s y bisniet@s. Vaya familia disfuncional
de lucidez y de demencia que serían mis pensamientos tras aquel primer Momento!
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