Parece como si el mundo fuese a estallar de un momento a
otro. Es una olla a presión y hace mucho que superó su punto de máxima
ebullición. Dios nos coja confesados! ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿En que
momento se permitió que las cosas degenerasen hasta tales extremos? ¿Quién es
el culpable?
Esa es la
cuestión primordial. ¿Quién? No me interesan las causas, no me interesa la
situación geopolítica. No me interesa que me cuenten películas, ni abrir ningún
debate. No me interesa meditar sosegadamente y buscar soluciones positivas para
resolver la gran cagada en que se ha convertido el mundo. Hoy estoy cabreado,
solamente me interesa echar la culpa a alguien. De eso va este post, de cargar
las tintas. Después me sentiré mejor y podré pensar con más claridad. Ahora
toca catarsis.
Echar culpas. Llevo unos días de un humor un poco extraño,
veo cosas que pasan a mi alrededor, y que me indignan, y me da rabia, y lloro
de impotencia, y me arranco los pelos de cuajo. Como no me gustan las acampadas
al raso, y la Plaza
de Sol no está entre mis destinos predilectos de veraneo, como no tengo ni la
fuerza ni la convicción necesarias para iniciar ningún movimiento y ni se me
pasa por la cabeza sumarme a alguno de los que ya existen, he decidido
desahogarme en este blog, que para eso lo tengo. Echar culpas. Vamos a ello.
El mundo está siendo maltratado. La tierra violada,
ultrajada, horadada, sangrada por sus arterias, por sus bosques quemados y sus selvas
taladas. Sus especies llevadas al borde de la extinción ¿Por quién?
La polución
urbana, el calentamiento global. ¿Quién está jodiendo el planeta? ¿Es qué ese
tío es imbécil? ¿Acaso no se da cuenta de que tiene que vivir en él? ¿Es qué
cree que no necesita oxígeno para vivir?
La
humanidad está arruinada. Es un cuerpo maltrecho. La sangre que lo nutre está
reseca. No fluye el dinero. No cambia de manos. Hemos llegado a un punto en el
que el mayor acto de patriotismo que podemos llevar a cabo es ir al cine el fin
de semana y comprarnos un cubo de palomitas. Los países son cadáveres
renqueantes, extenuados, vendidos al mejor postor. Los circuitos financieros no
furrulan. Algo no va bien, los billetes no se mueven. El dinero no existe. Nos
han estafado. Los bancos son carcasas vacías que acumulan polvo en sus cámaras
acorazadas. ¿Quién ha dejado que esto ocurra? ¿A quién le pareció buena idea
este sistema maligno? Banca, crédito, tipos de interés, consultoras, FMI, Banco
Central Europeo ¿A qué clase de imbécil se le ha ocurrido montar todo este
tenderete?
¿Por qué tenemos un sistema político dirigido por psicópatas? ¿Quién es el idiota que
sigue votando a estas alturas? ¿Es que una mierda puede oler mejor que otra?
Tenemos una democracia que no es representativa. Un gobierno que está en el
poder con el apoyo de una minoría absoluta de descerebrados. Y
todavía hay quien, cada cuatro años, sigue practicando el ritual inútil de
meter un papel en una urna de cristal y encima se cree con derecho de afirmar
gilipolleces del estilo “es que si no votas, luego no tienes derecho a quejarte”.
Perdona, eres tú el que no tiene derecho a quejarse, pedazo de *#%&normal!,
qué todavía sigues sustentando un sistema que está corrupto hasta las trancas.
Y me refiero a un tipo de corrupción que está enquistada y que va más allá de
los partidos políticos. ¿Quién vota? ¿Quién sigue alimentando a la alimaña?
¿Si tenemos
un sistema que no funciona, por qué no lo mandamos al carajo de una puta vez? ¿Hay
alguien, algún tipo de lerdo funcional, que va por ahí pensando que todo esto
va a terminarse sin más un buen día, que solamente hay que esperar y que todo va a volver a la
normalidad? Gente asustada que va contra el cambio, que desconocen su pasado y
que piensan que el futuro consistirá en una sociedad igualita a la que tenemos ahora
pero llena de gente con peinados raros y firulillos con lucecitas por todos lados. Son inmobilistas. Les asusta el cambio. Son
miopes, cobardes, viven en la autocomplacencia. Su mundo no funciona, pero como
es el que es no se puede cambiar. Tienen la poca vergüenza de llamar a otras
personas “antisistema”. Yo a eso digo no! Ellos son los antisistema. No
proponen soluciones. No son racionales, ni objetivos. No admiten argumentos, solo
insultan, denigran (como Yo ahora). Son los reyes de la falacia. Ad hominem contra ellos, que
se lo han buscado! Son los que más gritan durante las discusiones, porque creen
estar en posesión de la verdad en todo momento cuando soy Yo él único que
realmente está en posesión de la verdad absoluta (que no os hagan dudar nunca
de vosotros mismos, esa es la primera regla de cualquier debate). Son los que delegan
su representación en otros, en lugar de guardársela para ellos mismos. Los que
guardan sus ahorros en entidades financieras al borde de la bancarrota. Los que
abren depósitos a plazo fijo o piden hipotecas sin techo, y encima eso hace que
se sientan más seguros y confortados. Observándolos de lejos me doy cuenta de
que tal vez podrían padecer algo de cretinismo e hidrocefalia, en caso contrario no soy
capaz de encontrar la lógica en su comportamiento.
Son cuadrados. Se clasifican y
codifican a sí mismos. Se ponen siglas. Se encajonan en ideologías y luego
comienzan a tratar a los demás con sus propios parámetros. Son de izquierdas o
de derechas, y todo aquel que no está en su lado de la raya no merece vivir. Se
empotran en cubículos de nueve a dos y de cuatro a seis. ¿Quiénes son? ¿Cómo
puede un animal tan estúpido tener tanto poder?
Son Ellos. Ellos han consentido que la mierda se acumule,
que nos caiga en avalancha. Ellos nos putean, nos coartan, nos castran, nos
degradan a trabajos serviles y humillantes, y encima se enfadan si les decimos
que no los aceptamos. Tienen miedo, constantemente, a todas horas. Nos temen y
les aterra lo que podemos llegar a hacer. Nos quieren tener atados, amaestrados
y obedientes.
Son Ellos frente a Nosotros. Es así de jodido. Ha llegado la
hora de definir bandos y ver quien está en cada uno. ¿Quiénes somos Nosotros?
No me gusta
pero voy a asumir el papel de víctima. Nosotros somos los perjudicados en todo
este juego. Mi generación. La juventud alienada. Nacimos condenados. Toca
quejarse, y que nadie se atreva a llevarme la contraria porque hoy estoy que
muerdo! Es la rabia que me aflora. Mañana, a lo mejor.
Yo no cree
este sistema, ya estaba ahí cuando nací. Lo crearon Ellos, y los que estaban
antes que Ellos. Yo solamente me lo tengo que comer con patatas aunque no lo
quiera.
Yo no
provoqué la crisis, ni apoyo con mis votos, ni justifico a quien lo hace, ni
tan siquiera consiento que otros justifiquen a quienes apoyan con sus votos a
los que han provocado la crisis. No voy a tolerar un segundo más que se me
incluya dentro de este circo. Estoy fuera. No juego. No tolero que los
verdaderos antisistema; “los anti-Mí-sistema” abran sus bocazas para intentar
callar la mía. Nunca más! Otro mundo es posible, pese a Ellos.
Yo no arrojo
basura a los mares, ni poluciono los cielos con mis malos humos, ni cazo
elefantes, ni pego a mujeres, ni tengo a los trabajadores de mi empresa
encogidos de hombros y puteados, desorientados, humillados, rebajados. No soy
un “liberal” de pacotilla, ni un keynesiano hipócrita, progre de pose.
La generación a la que pertenezco no ha tenido ninguna
oportunidad en nada. Hemos sido vendidos antes de haber nacido ¿y por qué? ¿por
un televisor en color?, ¿por unas vacaciones en Santa Pola? Nuestro futuro ha
sido hipotecado y también quieren hipotecar el de nuestros hijos. Somos la
generación perdida. Nos prometieron un mañana esplendoroso. Nos vendieron una
película de Disney cuando en realidad era de George A. Romero. Nos dijeron que
callásemos, que acatásemos, que respetásemos las normas del juego como las
habían respetado Ellos, los muy cobardes! Sé un buen chico, pórtate bien,
estudia mucho, si lo haces así todo te irá bien, miel sobre hojuelas. Mentira! Somos la primera generación en mucho tiempo que vive peor que sus padres.
Estamos preparados. Estamos formados. Somos más ágiles, más
hábiles, más inteligentes. Atesoramos más conocimientos y habilidades en
nuestro haber. Tenemos un potencial infinito y cero oportunidades. Estamos
condenados, relegados a los trabajos más bajos y peor cualificados, y encima
tienen el morro de contarnos el cuento de que no existen trabajos infames.
¿Cuántos camareros con doctorado más? ¿cuántas bioquímicas cajeras del Día
tiene que haber para que abramos los ojos? Tenemos los trabajos peor
remunerados, muy por debajo de nuestras capacidades. Tenemos que
aguantar y contemplar atónicos como Ellos, los auténticos incompetentes, los
que son incapaces de ver más allá de sus narices y prever incluso el más simple
y obvio movimiento en los mercados, hunden sus empresas y sus bancos, proponen
soluciones de perogrullo, toman medidas gilipuertas y además nos las anuncian a
bombo y platillo como la grandeza mayor del reino!
Ellos tienen la culpa. Son Ellos quienes están atrapados
dentro de la rueda. Ellos construyeron la puta rueda! Tienen en su haber todos
lo resortes del poder… y no los sueltan! No pasan la bola a los demás jugadores
y, no sé vosotros, pero en mi barrio a los chupones no se les daba la pelota.
Si en la gran pirámide del poder han conseguido copar todos los puestos
directivos por arriba, y por debajo se han quedado con los mejores trabajos. Si
pese a su ineptitud manifiesta continúan aferrados como aves de rapiña,
desesperados, a los restos del cadáver moribundo, putrefacto, agitándolo,
volteándolo, intentando terminar de exprimir los pocos jugos vitales que aún le
quedan. Si aún con todo miran con odio a quienes estamos ya hartos de su
mierda, a los que no queremos seguir en su juego. Si nos insultan. Si nos
llaman vagos. Si tras todo lo dicho tienen la poca vergüenza de ponerse a sí
mismos como ejemplo de lo que es moral y decente. Yo digo; qué les den mucho
por culo!
Ellos son nuestros padres, nuestras madres, esos tíos
repelentes que siempre aparecen por casa para juzgarte. Qué les den! No más
castrad@s por el mundo, no más niñ@s rebeldes que juegan a la revolución. Estoy
harto. Soy un adulto. Ellos son los críos.
Su miedo al cambio les hace peligrosos. Nos temen hasta tal
punto que no van a dejar nunca que alcemos la cabeza. Agarran sus bienes con
toda el ansia del mundo, como Gollum su tesoro. Todo suyo, qué les aproveche!
No lo quiero. Me emancipo de la sociedad, me voy a vivir por mi cuenta. Voy a
crear mi propia realidad con los escombros de lo que dejen atrás, y estoy
convencido de que será mejor que lo que hay ahora.
No quiero el mundo de mis padres. No estoy dando vueltas en
su rueda, estoy en la mía. Me gusta jugar con mis amigos, no con Ellos. El
sistema económico, político y social que han creado (o que han consentido) me
produce urticaria. Todo para ellos!. Les regalo todo el dinero del mundo, que
se lo queden!
No les necesito. Aunque me sigan tratando como un niño Yo sé
que soy un adulto. Eso es lo que más miedo les da. Yo estoy despierto, ellos
siguen de siesta, en la inopia. Me da igual. Ha llegado la hora de comportarme
como un hombre hecho y derecho. Orgulloso de ser quien soy. Sin miramientos ni
concesiones. Me declaro libre e independiente. Nadie puede imponerme su
gobierno, ni sus mercados, ni sus ideas. Nunca más!
He dicho!!
(Vale, ya me he desahogado).
Pues sí. Parece que te has quedado a gusto. Me alegro. Pero de pronto un terrible desasosiego ha hecho mella en mi. Una idea espeluznante que ha venido persiguiéndome mientras leía cada linea de tu relato. Apenas me atrevo a repetirlo... ¿puede una mierda oler mejor que otra? Noooooooooooo, por qué!!!! Por qué tenías que hacer esa pregunta??? Me horroriza la idea de que alguien, un día no muy lejano, decida hacer una encuesta sobre el tema... Ohhh Dios mío! Ese día Flying, la culpa será tuya!
ResponderEliminar